¿ESCONDE EL PP SU VERDADERA SATISFACCIÓN?

A PESAR DE HABER TRANSCURRIDO CUATRO AÑOS DE ACTIVACIÓN PERMANENTE DE MEDIDAS IMPOPULARES, LOS ESPAÑOLES HEMOS QUERIDO QUE EL PARTIDO POPULAR SEA LA LISTA MÁS VOTADA AL PARLAMENTO Y QUE ALCANCE LA MAYORÍA ABSOLUTA EN EL SENADO

PARLAMENTO
Ya. Ya sé que todos han ganado, ese estatus no lo perderemos en ninguna cita electoral, sean como sean los resultados conseguidos. Incluso he oído a algún partido, de esos que han escapado de la quema enviando un solo parlamentario al Congreso, consolarse y afirmar que no solo ellos han mermado sus votos y compararse con las abultadas pérdidas de confianza de los votantes de los partidos mayoritarios de toda la vida. Es decir, repetimos esa falsa e irreal satisfacción generalizada para todas las ideologías presentadas, por muy malos resultados alcanzados.

Aunque sea apelando a la norma jurídica del Derecho Consuetudinario, y demos por válida esta tradición, ocurre que noto al PP muy por debajo del umbral de la alegría y la sorpresa que deberían albergar sus dirigentes y simpatizantes. Sin ánimo de ser exhaustivo ni de entrar en profundidades conceptuales, enumero someramente a continuación algunas medidas contrarias a los más básicos intereses primarios individuales de cualquier ciudadano, aunque pudieran ser –o no- necesarias y efectivas para la corrección del desequilibrio financiero global del país, pero que por su impacto negativo podría parecer que acabarían con la vida política de cualquier formación que las aplicara y, lejos de ello, los votantes españoles alzan al primer puesto, repito, primer puesto del podio, a sus responsables y gestores, tanto en el Parlamento como en el Senado:

SENADO
Subidas generalizadas de impuestos directos e indirectos, tasas medias de desempleo superiores al 25 %, uso de dinero público para rescates bancarios, recortes en partidas para Educación y Becas, medidas que ponen límites a la sanidad “universal”, copago farmacéutico a pensionistas, reforma laboral y abaratamiento del despido, corrupción y tramas constantes, congelación sueldos de funcionarios, amnistías fiscales a capitales dudosos, reducción de prestaciones por desempleo, caída del poder adquisitivo de las pensiones, encarecimiento energético, subida de tasas judiciales, recortes presupuestarios en cultura e investigación, incremento de las tasas universitarias...

Insisto en que no pretendo analizar ni evaluar la gestión, tan solo consignarla, y si en un complicado y crítico periodo económico para la mayoría de la población a lo largo de cuatro años que, difícilmente volverá a repetirse a corto plazo, resulta que hasta el mayor partido político de la oposición (PSOE) pierde cerca del 20 % de su electorado en vez de alcanzar una mayoría –aunque fuera simple- originada esta por el presunto y lógico desgaste del gobierno saliente, ¿qué va a ocurrir cuando dentro de cuatro años en los que ya se prevé –y se percibe- que entramos en una mejoría integral en los parámetros que marcan el día a día de la actividad de las familias, de las empresas y de los trabajadores, en los que vuelve a subirse moderadamente –pero se suben- los sueldos de los empleados públicos, en los que la tasa de paro bajará de esa línea roja que marca el 20 %, en los que se empieza a derogar leyes y normas ‘non gratas’ para los bolsillos de los ciudadanos y que se habían promulgado “temporalmente”, es decir, en un escenario menos negativo y más esperanzador, menos crítico y más dinámico, por decirlo coloquialmente, años en los que la gente va a estar menos cabreada con sus gobernantes que lo que hasta ahora estaba?

Sánchez, Iglesias, Rivera y Oramas, entre otros, deberían estar más atentos, un poco menos satisfechos y más preocupados en conocer qué causas motivan a los ciudadanos a incumplir los postulados de reacción electoral que ya se marcan en el “Primer Taller Político de Sentido Común”, claro está, si quieren llegar a ser merecedores de la confianza mayoritaria de los españoles en las próximas elecciones.

Dijo el político estadounidense demócrata Ted Kennedy: "En política sucede como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal".

A ver.

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