LAS ELECCIONES A CORTES GENERALES MÁS NAVIDEÑAS

MARZO, JUNIO, OCTUBRE Y NOVIEMBRE. ESTOS, SON LOS CUATRO MESES EN LOS QUE SE HAN CELEBRADO LAS DIEZ ANTERIORES ELECCIONES GENERALES. POR PRIMERA VEZ, LA FECHA DE LAS VOTACIONES SERÁ EN EL MES DICIEMBRE, EL DÍA 20, CON EL AMBIENTE NAVIDEÑO ENVOLVIÉNDONOS A TODOS ¡DABUTEN!

350 DIPUTADOS AL CONGRESO
¡Qué entrañable va a ser!, contando votos la víspera de la celebración de la Lotería de Navidad, llenos de dudas existenciales y sin un puto euro. Que si Ciudadanos adelanta al PSOE, que si se queda a cuatro puntos del PP, que si Podemos ya es seguro la cuarta fuerza política del país, que si será el peor resultado de unos, que si tiene que gobernar la lista más votada, que si lo tiene que hacer la que tenga un mayor apoyo parlamentario, que si es el fin de la era bipartidista en España, que si el voto de Izquierda Unida se lo lleva Pablo Iglesias, que si Esquerra Republicana de Catalunya va a triplicar sus diputados (los que pierde Artur Mas).

208 SENADORES
Con lo buenas personas que somos durante la Navidad, más educados, más conciliadores, menos agresivos, más comprensivos, cercanos y amistosos, va a ser una fiesta distinta. Ya no habrá críticas ácidas hacia los perdedores ni celebraciones exageradas entre los ganadores. La humildad, la tolerancia, la benevolencia y la indulgencia llenará nuestras calles, oficinas, tiendas y hogares en estas fechas de Paz y Amor. A pocos días de desearnos una ‘Feliz Navidad’, ¿cómo van nuestros líderes políticos a seguir calificándose, unos y otros, como corruptos, gentuza o ladrones, cómo van a espetarse que han metido la mano en la caja o a decirse que estos son unos golfos o que aquellos son la escoria social. No, para nada. Estas elecciones son mucho, muchísimo más magnánimas. Van a ser bálsamo de bebés, cremita para pieles delicadas, oratorias con frases de mazapán y comparecencias iluminadas con el reflejo de la estrella de Belén.

En estos días, vísperas de la Navidad (‘solsticio de invierno’ para Ada Colau y para los que quieran evitar la connotación cristiana), se perdona todo, todo, todo. Va a ser una precampaña tan exquisita en el trato político que, incluso las habituales y repetidas propuestas programáticas derramadas una y otra vez desde las primeras elecciones de 1979 hasta hoy -sobre los simpatizantes que asisten a cada mitin político-, sí que van a ser diferentes en esta ocasión. ¡Perdonen, un momento, que va a hablar el líder del partido!:
...y mi deseo, y el de mi partido, es que cada uno de los españoles, cada una de las mujeres y hombres que componen nuestra sociedad, cada joven estudiante, cada desempleado, cada trabajador, cada empresario, cada funcionario, cada ama o amo de casa, cada familia, cada niña y niño, cada uno de nuestros mayores, cada uno de los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, incluso cada adversario político, tengan una Feliz Navidad y un próspero año 2016, y que se cumplan todos sus deseos y que la Felicidad llegue a cada hogar de los españoles, de este gran Pueblo de buena gente, de grandes personas, para que con una copa de sidra en la mano y brindando al viento, unamos nuestras esperanzas en pos de alcanzar el bienestar que todos nos merecemos. Y griten conmigo, ¡por nosotros!, ¡per nosaltres!”.

¡No se apuren!, esto solo va a durar hasta el ocho de enero. A partir de ahí volveremos a nuestra rutina más consolidada para oír eso de...:
Y acabaremos con el paro, con las listas de espera, con los nefastos planes de educación, con la falta de infraestructuras, con la precariedad sanitaria, con las injusticias laborales, con las deficiencias universitarias, con el calentamiento global, con la fuga de cerebros, con la inseguridad ciudadana, con bla, con bla, y con bla”.

A ver...

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