LO QUE DEFRAUDAS TÚ, LO PAGAMOS TODOS

ESTE DINERO, TAMBIÉN LO PAGAMOS TODOS
Hacienda, a través de una reciente campaña publicitaria, nos recuerda a los ciudadanos de bien –que, por cierto, somos mayoría- que “Lo que defraudas tú, lo pagamos todos”. Perfecto. Vale, lo entendemos. 

Ahora, sería procedente que los ciudadanos hiciéramos también otra campaña parecida, un poquito más extensa, en la que solo cambiaría la primera frase y se mantendría literalmente la última, dirigida al gobierno central, a los gobiernos autonómicos, a los ayuntamientos, a los cabildos, a las diputaciones, a las juntas, a los partidos políticos y a los que tienen sangre de otro color, con el siguiente eslogan:

Si eres un alto cargo de tu formación política y estás implicado en algún caso de corrupción ilegal, si has recibido donaciones de empresarios o sobresueldos, si has desviado fondos públicos a través de alguna institución deportiva, si has evadido impuestos, si has cometido fraude fiscal o has blanqueado capitales, si te has beneficiado de algún sobrecoste en una determinada obra civil, si has cometido tráfico de influencias, si eres autor de un delito de cohecho, si has cometido irregularidades por percibir comisiones de algún ERE, si has desviado -a otros fines- los fondos destinados a la formación de desempleados, si has expoliado o saqueado alguna institución pública, si has percibido dinero de alguna constructora a cambio de adjudicarle alguna obra pública, si eres responsable de irregularidades urbanísticas, si perteneces a alguna trama de cargos públicos que amaña adjudicaciones a empresas, si has obtenido concesiones públicas de forma fraudulenta, si como responsable público has sido objeto de soborno o si estás implicado en alguna de las 1.700 causas abiertas por corrupción, entonces, recuerda que los 40.000 millones de euros de coste social que genera la corrupción y los 11 millones de euros que se gastan de más para reforzar los juzgados que investigan esos casos..., ¡LO PAGAMOS TODOS!”.

“Se piensa que lo justo es lo igual, y así es; pero no para todos, sino para los iguales.
Se piensa por el contrario que lo justo es lo desigual, y así es, pero no para todos,
sino para los desiguales”. (Aristóteles)

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