DEBATE GENERAL SOBRE EL ESTADO DE LA NACIONALIDAD CANARIA: «SE ABURREN HASTA LOS CRONISTAS»
PALABRAS DEL PRESIDENTE
AUTONÓMICO DE CANARIAS —D. FERNANDO CLAVIJO— DURANTE SU RÉPLICA A LOS PARTIDOS QUE
APOYAN AL GOBIERNO
12/03/2025 Santa Cruz de Tenerife.
Por MANUEL HERRADOR CALATRAVA
Por MANUEL HERRADOR CALATRAVA
Y además, refiriéndose
expresamente a la desafección política que existe entre la sociedad y, en
general, el universo político, también comentó que no le extrañaba que la gente
joven estuviera «desconectada» de la política o que el seguimiento del debate,
en sí, fuera «escaso».
¡Cuánto me alegro de poder escuchar esto al presidente! Es exactamente lo mismo que pensaba yo mientras oía estos días, por la radio, en directo, las diferentes intervenciones políticas realizadas desde la sede de la Cámara Autonómica. Pestiño tras pestiño.
No es tarea fácil conseguir que una vez al año, durante los días de debate sobre la política general del Gobierno de Canarias, se pueda transmitir con tanta desgana, aburrimiento y sopor, un catálogo de propuestas ideológicas y partidistas presentadas por los distintos grupos parlamentarios. Sus señorías consiguen hacer insoportables e inaudibles sus vacuas alocuciones.
¡Qué hastío, qué monotonía, qué impasibilidad, qué apatía, qué parsimonia!
Si la emisora que lo estaba transmitiendo en directo —grupo de comunicación esRadio Canal 4— nos hubiera emitido la grabación de un debate de hace algunos años atrás, la audiencia no nos habríamos dado ni cuenta, en absoluto: mismo rollo, igual discurso, clavada pesadez. Siempre la misma cadencia sonora, vuelven a repetirnos idénticos conceptos y problemas sin solución, año tras año proyectando una copia exacta del anterior.
¿Cómo no va a existir desafección política? Lamentablemente, al incoloro, monótono e insulso discurso político de nuestras señorías, no le falta un mensaje hablado carente de emoción, de sentimiento, de acción, de credibilidad, de naturalidad, de comprensión e intuición. El resultado no puede ser otro que un tostón incomestible. La sociedad, la opinión pública, no se traga todo, no es un contenedor de basura al que poder tirar cualquier cosa en su interior. Aunque se haga por desconocimiento o ignorancia.
¡Cuánto me alegro de poder escuchar esto al presidente! Es exactamente lo mismo que pensaba yo mientras oía estos días, por la radio, en directo, las diferentes intervenciones políticas realizadas desde la sede de la Cámara Autonómica. Pestiño tras pestiño.
No es tarea fácil conseguir que una vez al año, durante los días de debate sobre la política general del Gobierno de Canarias, se pueda transmitir con tanta desgana, aburrimiento y sopor, un catálogo de propuestas ideológicas y partidistas presentadas por los distintos grupos parlamentarios. Sus señorías consiguen hacer insoportables e inaudibles sus vacuas alocuciones.
¡Qué hastío, qué monotonía, qué impasibilidad, qué apatía, qué parsimonia!
Si la emisora que lo estaba transmitiendo en directo —grupo de comunicación esRadio Canal 4— nos hubiera emitido la grabación de un debate de hace algunos años atrás, la audiencia no nos habríamos dado ni cuenta, en absoluto: mismo rollo, igual discurso, clavada pesadez. Siempre la misma cadencia sonora, vuelven a repetirnos idénticos conceptos y problemas sin solución, año tras año proyectando una copia exacta del anterior.
¿Cómo no va a existir desafección política? Lamentablemente, al incoloro, monótono e insulso discurso político de nuestras señorías, no le falta un mensaje hablado carente de emoción, de sentimiento, de acción, de credibilidad, de naturalidad, de comprensión e intuición. El resultado no puede ser otro que un tostón incomestible. La sociedad, la opinión pública, no se traga todo, no es un contenedor de basura al que poder tirar cualquier cosa en su interior. Aunque se haga por desconocimiento o ignorancia.
Otro año más volvemos a escuchar que tenemos deficiencias y problemas en todo lo que nos rodea: sector primario, juventud, fiscalidad, inmigración, infraestructuras, empleo, doble insularidad, medioambiente, desarrollo económico, turismo, tributación, audiovisual, pobreza, productividad, vivienda, planificación urbanística, recursos energéticos, educación, tercera edad, relación Canarias/África, Madrid no nos hace caso, costas, Europa, Marruecos, posición geoestratégica, región ultraperiférica, control demográfico, I+D+i, exclusión social, formación profesional, bonificaciones al transporte y al combustible, …
Señorías, ¡cúrrenselo un poquito!
Lo que ustedes hacen no es «comunicar», más bien me suena a megafonía barata de aeropuerto de tercera. Para hacer esto, mejor sería que enviaran un correo electrónico a los ciudadanos con los contenidos de sus intervenciones y ya los leeríamos en casa, con una cervecita y con opciones de echarnos una cabezadita entre rollo y rollo.
El problema de muchos de nuestros políticos no es tan solo que no sepan cómo revertir esta tendencia de transmitir en «modo impávido», lo peor es que, probablemente, tampoco sepan que proyectar ilusión es posible, que activar un mensaje se puede, que provocar complicidad en el escuchante es elemental, que embellecer el texto hablado no es difícil, que ser creíble es necesario, que estimular la atención es positivo y que hacerse comprender es fundamental.
El problema de muchos de nuestros políticos no es tan solo que no sepan cómo revertir esta tendencia de transmitir en «modo impávido», lo peor es que, probablemente, tampoco sepan que proyectar ilusión es posible, que activar un mensaje se puede, que provocar complicidad en el escuchante es elemental, que embellecer el texto hablado no es difícil, que ser creíble es necesario, que estimular la atención es positivo y que hacerse comprender es fundamental.
La buena noticia es que, a comunicar bien, se aprende.
Señorías, hagan caso al Sr. Clavijo. El presidente lleva toda la razón. Sí, ustedes aburren, la sociedad se harta y se desconecta.
Para ver fútbol o películas, pagamos. ¿Se imaginan que para escucharles por la radio o para verles por televisión hubiera que abonarse a una plataforma multimedia y que tuviéramos que pagar por recibir en el móvil o en casa, por ejemplo, este debate? ¿Cuántos abonados conseguirían? Exacto, ninguno. Ni aunque lo pusieran a un euro anual.
No se trata de pasar de la inerte y desaborida pasividad oral a un histriónico y falso «postureo» verbal. No es eso. Ahora bien, lo que no es de recibo es que, encima de todo, al término de una de las jornadas, entrevistando a uno de los portavoces intervinientes del grupo parlamentario popular, le escucháramos decir que «los oradores habían estado perfectos». ¡Por Dios!
Señorías, hagan caso al Sr. Clavijo. El presidente lleva toda la razón. Sí, ustedes aburren, la sociedad se harta y se desconecta.
Para ver fútbol o películas, pagamos. ¿Se imaginan que para escucharles por la radio o para verles por televisión hubiera que abonarse a una plataforma multimedia y que tuviéramos que pagar por recibir en el móvil o en casa, por ejemplo, este debate? ¿Cuántos abonados conseguirían? Exacto, ninguno. Ni aunque lo pusieran a un euro anual.
No se trata de pasar de la inerte y desaborida pasividad oral a un histriónico y falso «postureo» verbal. No es eso. Ahora bien, lo que no es de recibo es que, encima de todo, al término de una de las jornadas, entrevistando a uno de los portavoces intervinientes del grupo parlamentario popular, le escucháramos decir que «los oradores habían estado perfectos». ¡Por Dios!
El profesor estadounidense Patrick J. Rothfuss, dijo en una ocasión: «Es mejor conocer los propios límites que calcular mal las propias habilidades y perder el control».
Buena
recomendación.
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