“SI SÍ, PORQUE SÍ; SI NO, PORQUE NO”

Esta semanita toca enriquecer la incompetencia gestora, y la irresponsabilidad adulta que la caracteriza, con una nueva frase magistral, proyectada a los cuatro vientos desde todos los soportes audiovisuales: “¡Los españoles nos hemos hecho adictos a la queja!”. ¡Hala!, y nos quedamos tan contentos. Ya tenemos un motivo más, otro nuevo, para que podamos sentirnos más imperfectos y culpables todavía.

Y los gurús intelectuales, mientras tanto, pueden pensar que a la par que nos autoflagelamos a consecuencia de lo mal que nos comportamos cuando nos quejamos, igual se nos olvida -y no nos damos cuenta- que la realidad es que nuestras “débiles economías en pleno crecimiento negativo” (eufemismo político al uso para evitar decir “pobres, cada vez más pobres”), van con rumbo de colisión.

Pues miren ustedes, no, no somos tan gilipollas.

Menos consejitos y más currito.  A ver si cambiamos la actitud tipo echarnos mierda encima, por el modo elogio y motivación constante. Ya vale de decirnos qué hacemos bien y qué hacemos mal. Si no nos quejamos, nos acusan de ser responsables de lo que nos pasa precisamente por eso, por no protestar. Si lo hacemos, entonces resulta que nos culpan de ello, como ahora.

A estos eruditos que saben exactamente cuáles son nuestros problemas, que conocen cómo salir de la crisis, que poseen la fórmula exacta de la felicidad (éxito, emprendeduría, autocontrol, superación, alcanzar el cénit), a esos que nos dejan atónitos con la firmeza con la que nos evalúan y aconsejan, a todos ellos, debemos pedirles que se pongan inmediatamente a colaborar, a sumar, pero ya, que se incorporen a los partidos políticos existentes o que formen nuevos, o que se contraten de asesores, pero urgente, y que cambien esa falsa y patética tramoya audiovisual por una gestión eficiente, esa oratoria vacía por el conocimiento profundo y esa inerte pose de aprendiz de sabio por una acción positiva y dinámica.

Si hasta lo dice MediaMarkt: ¡Yo no soy tonto!



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