"Siempre nos quedará París" |
El
escritor inglés G. B. Stern dijo en una ocasión: “La
gratitud en silencio, no sirve a nadie”. Por eso, y porque me apetece muchísimo
hacerlo público, quiero escribir estas merecidas palabras de agradecimiento a
todo el equipo del programa “Siempre nos quedará París”.
Hace un
par de años, Rosa Vidal,
periodista de raza pero, sobre todo, una feroz luchadora contra las
adversidades de la profesión y de la vida -mi madre la calificaría como “la
típica mujer echá pa’ lante”- iniciaba, junto a un destacado equipo de
colaboradores, un camino radiofónico de marcada personalidad. Actualmente
producido en Tenerife (Islas Canarias), la noche de los lunes, martes y
miércoles, de 22:00 a 24:00 horas, el espacio de radio “Siempre nos
quedará París” (Onda CIT), ha conseguido erigirse en elemento de
referencia de la radio nocturna canaria (e internacional). Rosa Vidal (llamada justificadamente por el
equipo: “la jefa”), eje maestro del programa, con su intuición de mujer
inteligente y sensible se ha rodeado de un equipo de colaboradores que,
difícilmente, puede configurarse al azar. Mujeres y hombres de destacada
relevancia profesional que, desde que entran al locutorio, se transforman en
expertos comunicadores capaces de proyectar conocimiento, sabiduría, emociones,
grandes consejos, complicidad, compañía y... muchísimas risas.
¡Felicidades al programa! |
He tenido
el honor de formar parte de este envidiable equipo humano desde el primer
programa –octubre de 2012-, en la etapa inicial (Onda 7). Allí, disfruté y
aprendí de la exquisita creatividad técnica de dos grandes ingenieros de
sonido, Enrique Guillermo y Fran
Díaz. En esa época, la mesa del estudio se implementó con María Victoria Martínez (coach), de la que pude aprovechar sus
positivos consejos y enriquecedoras experiencias, y con Chema Blanco (periodista), capaz de aunar la
brillantez comunicativa y el conocimiento digital más avanzado. Aquellos
primeros meses de radio nocturna e intimista, el programa contaba con la
presencia de colaboradores muy especiales que, aunque no estuvieran en el
estudio, se unían al locutorio mediante el lazo de la amistad, el amor, el
cariño y la confidencialidad. “Las chicas de París” (Eli, Romi, Fani y
Ela) y “El Capitán y Señora” (Enrique Guillermo y Nieves Pérez) son para
mí –y siempre lo serán- gente guapa, son más que el recuerdo de unos nuevos
compañeros, más que colaboradores del programa, son amigos “especiales”.
En
octubre de 2013 comienza la etapa que me ha llevado a cumplir otros 100
programas al lado de Rosa y su equipo. Otro ciclo apasionante de mi vida
personal. Glosar en pocas líneas esta experiencia no es misión fácil. Ser, cada
lunes, el lector de cabecera de los mejores poemas escritos por la pluma
romántica y pasional del Doctor Abimael Clavijo (psicólogo), es indescriptible. Ser su
amigo, inconmensurable.
Algún que
otro martes, mi respetada y admirada Doctora Mari Carmen Rivero (ginecóloga), que es la
conjugación perfecta de la inocencia de una mujer inteligente sumado a la
fantasía de una experta profesional, junto al psicólogo José Juan Rivero -uno de los primeros oyentes y
seguidores que tuve en mis comienzos radiofónicos allá por la década de los ’80
(cerca del pleistoceno)-, me han invitado amablemente a hablar de sexo con absoluta
infinitud y sin censura, consiguiendo que normalice mis fantasías sobre las
virtudes y placeres que las diferentes posiciones ofrecen.
Los
miércoles, el exhaustivo escrutinio tradicional escocés, el chocolate, las
pastillitas de goma y el regaliz, lo ponía mi querida Joanne Santana (coach y grafóloga), junto a la
experta pero, a la vez, simpática e irónicamente traviesa, Elena del Real (CEO, o sea, la que más sabe de
márquetin), completando el trío mi amigo Leocadio
Martín (psicólogo), del que
puedo disfrutar también compartiendo interminables desayunos llenos de colesterol,
política y cotilleos. Ellos, me permitieron navegar a través del alma, del
espíritu y del comportamiento humano. Contrastar mis actitudes personales con
los competentes parámetros que los tres manejaban, me ha impulsado a mejorar
cada uno de mis actos y a ponderar todas mis reflexiones.
¡Y que emitas... muchos más! |
La batuta
de la organización ha sido movida coquetamente, aunque con autoridad
inquebrantable, por la productora del programa, la electrizante terapeuta Ilu Sánchez. Los mandos
técnicos de la nave los ha guiado el ingeniero de sonido Fernando López (que seguro esconde algún brazo más
para poder pulsar a la vez siete botones mientras busca la música siguiente).
Las noches se volvieron más intensas con los pausados pensamientos del siempre
moderado, transparente y cercano Javi
Rodríguez (monitor y
comentarista deportivo), más sabias y profundas conversando en la lejanía con
el escritor Javier Iriondo,
más dulces y románticas con los diálogos de la profesora Cele Díaz (incluso más sabrosas aún que sus
ricos y artesanales postres), y más rigurosas con las meditadas aportaciones de Rosalba González (filóloga inglesa), mujer que, en
todas sus afirmaciones, siempre proyecta responsabilidad, convencimiento y
credibilidad.
La larga
lista de excepcionales invitados al programa, con historias y testimonios
inéditos, me ha ayudado a seguir creyendo en la grandeza de las mujeres y de
los hombres de bien.
Rosa,
estoy convencido que Eiffel, es tan solo tu primera torre, la más baja de las
que vas a culminar. En un futuro próximo, quién sabe dónde, siempre tendrás en
la base, mirando tu éxito, un hombre agradecido, un periodista premiado
profesionalmente con el duende de tus noches y, sobre todas las cosas, un amigo
que, gracias a ti, ya tiene otros veinte más.
¡Felicidades
por tus 200 programas... y que emitas muchos más!
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