Lo intuía. Ahora ya puedo confirmarlo.
Educación,
respeto, disciplina, compromiso, amistad y profesionalidad, son tan solo seis
cualidades de las numerosas que he podido sentir y compartir a lo largo de un
fructífero mes pleno de apasionantes cometidos periodísticos. Con motivo de mi
activación en el Ejército de Tierra como alférez reservista -destinado en la
Oficina de Comunicación (OFCOM) del
Mando de Canarias- la idea preconcebida de que nuestras Fuerzas Armadas son
ejemplares, que están altamente preparadas y permanentemente dispuestas a
cumplir cuantos requerimientos de servicio público se les demande es, sin la
más mínima duda, una absoluta realidad. Comprobado.
Periodista y militar o militar y periodista, combinaciones válidas, indistintamente.
(FOTÓGRAFO: Soldado 1ª Francisco Delgado García. Revista Hespérides. OFCOM. MCANA)
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Ahora
bien, fusionar mi experiencia personal en el ámbito de la comunicación civil
con el desarrollo periodístico institucional que he practicado dentro del
ejército, es una oportunidad laboral a la que muy pocos compañeros de profesión
tienen la oportunidad de acceder. Es un auténtico privilegio que me ha
permitido aprender y disfrutar, a la vez, del Periodismo con mayúsculas.
Redactar notas de prensa, convocar a los medios, escribir crónicas, comparecer
en medios de comunicación audiovisual en representación de las Fuerzas Armadas
o preparar artículos para la casi cincuentenaria revista militar Hespérides,
no es solo un mero ejercicio de aplicación práctica de determinadas técnicas
periodísticas, ni mucho menos, es una carga adicional de rigurosa
responsabilidad institucional y de orgulloso compromiso social que exige, y así
lo cumple todo el equipo humano de la OFCOM, honestidad profesional y calidad
humana, a la par, de manera indivisible.
Estos
treinta días -incorporado a la Oficina- han estado llenos de contenido
informativo, no en vano se han celebrado recientemente numerosas actividades
con motivo del Día de la Fuerzas Armadas 2016, las cuales pueden conocerse con
detalle en esta misma publicación (Revista
Hespérides número 206 abril-junio 2016), pues bien, un objetivo común
marcaba las prioridades en cada momento: proyectar lo más objetiva y
profusamente posible a los ciudadanos, a la opinión pública, que el Ejército es
parte integrante y común a la sociedad, que no es un apartado estanco, muy al
contrario, que está al servicio integral de aquella, que desea ser conocido
intensamente, que los militares son conciudadanos comprometidos con las mismas
aspiraciones que el resto de la población y que se sienten afectados por
idénticos problemas y equivalentes vicisitudes, como cualquier otro miembro de
la sociedad civil.
Sí,
antes de mi incorporación, ya me imaginaba que el Ejército era así, no tenía
dudas al respecto, y puede que usted, lector, también esté convencido de ello,
pero ahora siento que tengo la obligación de hacerlo saber a quienes, a
diferencia nuestra, puedan albergar incertidumbre sobre ello, para que se unan
a los sentimientos de los millones de españoles que saben de la honra de contar
con militares de primera clase. Los reservistas españoles somos actualmente
casi cinco mil, susceptibles de ser destinados temporalmente a cualquiera de
los tres Ejércitos y a la Unidad Militar de Emergencias, tanto en territorio
nacional como en misiones en el extranjero. Algunas de nuestras funciones
encomendadas son: reforzar las capacidades de las Fuerzas Armadas, hacer frente
a los compromisos adquiridos por el Gobierno o aportar los conocimientos,
habilidades y experiencia profesional previamente adquirida pero, a partir de
ahora, tengo una bella misión voluntaria añadida, no escrita, la de admirar,
engrandecer y defender la calidad personal, la actitud ejemplar y la capacidad
de servicio público que nuestro Ejército, mis compañeros, atesoran.
Permítaseme, desde
aquí, agradecer a todos los miembros de OFCOM y de Hespérides, la corrección y
el respeto que me han brindado, las innumerables atenciones con las que me han
dispensado y el imborrable y bellísimo recuerdo que me ha quedado grabado en mi
corazón tras mi paso -como militar y periodista- por la Oficina de Comunicación del Mando
de Canarias. Les doy las gracias por haberme permitido disfrutar de
ustedes, de su compañía y de sus conocimientos, de sus costumbres y normas, de
sus principios y valores.
Me voy feliz, mucho. En mi currículum ya está
consignado –con mucho orgullo- mi empleo militar y mi paso por el Ejército
pero, en mi corazón, están grabados con letras mayúsculas y en negrita, la emoción,
el orgullo y la profunda satisfacción personal de haber compartido profesión
junto a tan digno equipo humano. Por dignificar el periodismo, por esmerarse en
que la comunicación siga siendo de calidad, por vuestra entrega y rigor humano
y profesional, gracias.
¡Siempre a vuestras órdenes!
(*): Reproducción literal de mi artículo en el número 206 de la Revista Hespérides publicada por el Cuartel
General del Mando de Canarias incluidos en dos
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